ricardo-gomez-angel-WsEAiVwGrwo-unsplash_crop_opt

¿Por qué el desarrollo sostenible es de naturaleza ética?

En mi opinión cabría reformular la pregunta de forma distinta ¿Cuál es la ética o éticas que podrían, y en última instancia, deberían ser aplicadas al desarrollo? Respondiendo a esta cuestión sería precisamente su sostenibilidad la primera respuesta.

La sostenibilidad, tanto medioambiental como social y económica, es sin duda el valor ético más alto aplicable al desarrollo, veamos por qué.

En primer lugar, se antoja necesario como introducción definir que entendemos por ética. Hay millares definiciones y usos de esta palabra de origen griego a lo largo de los siglos, pero mi definición preferida -y creo que la más completa y aplicable para abordar la cuestión que nos ocupa- es la de Spinoza: La ética, o filosofía moral, es la rama de la filosofía que estudia la conducta humana, ​ lo correcto y lo incorrecto, ​ lo bueno y lo malo, la moral, ​ el buen vivir, ​ la virtud, la felicidad y el deber.

Tomando pues como punto de partida esta definición, y especialmente los conceptos lo correcto e incorrecto, lo bueno y lo malo, el buen vivir, la virtud, la felicidad y el deber, disponemos de una inestimable guía para determinar cuáles deben ser las características que debemos implementar al desarrollo para que éste sea ético, y la primera que el sentido común y la intuición nos dictan es de nuevo, y precisamente, la sostenibilidad.

Cabe además hacer otra consideración previa, la ética no es un imperativo dictado por algún ente externo al ser humano que nos obliga a su estricta observancia, sino más bien es una herramienta emanada del sentido común y la intuición del propio ser humano para su propio beneficio material y espiritual.

Con la introducción expuesta, estamos ya en condiciones de abordar la cuestión principal que nos ocupa.

¿Es la sostenibilidad en el desarrollo de naturaleza ética? La respuesta es un rotundo sí.

Fijémonos en como casa la definición de Spinoza con las características y efectos de la sostenibilidad en el desarrollo.

Antes aludimos a tres tipos de sostenibilidad, a saber, medioambiental, social y económica.

Medioambiental: A nadie se le escapa que un desarrollo medioambientalmente sostenible es compatible con la ética de la protección de la naturaleza, y todas las especies que abarca, lo cual evidentemente es correcto, es además bueno, por sus consecuencias, y nos aporta felicidad por ofrecernos el disfrute de la propia naturaleza.

Social: ¿Qué podríamos considerar un desarrollo sostenible desde el punto de vista social? ¿Cuáles serían los beneficios sociales de un desarrollo sostenible? Respondiendo a la primera cuestión cabría decir que un desarrollo sostenible socialmente es aquel cuyo beneficio se extiende más de la manera más equitativa posible a todas las capas de la sociedad, respetando y protegiendo los entornos naturales, así como el acervo cultural, artístico, etc. En suma, el desarrollo ético debe favorecer a toda la sociedad en su conjunto nunca puede ir en contra de los intereses de la sociedad o de una parte de la misma.

Económica: En este capítulo también podemos observar los beneficios de la ética aplicada a un desarrollo sostenible económicamente, pues solo la buena y eficaz gestión de los recursos puede garantizar el desarrollo futuro. El buen vivir de las futuras generaciones será el resultado de una sabia administración del desarrollo y de los recursos que precisa, evitando que una explotación desmedida de los mismos a corto plazo hipoteque el bienestar de nuestros hijos y nietos. El capitalismo desregulado y el “libre mercado” pueden ser monstruos que se devoren a si mismos